Además de ser una fuente natural de teína, el té está lleno de otros compuestos vegetales saludables, muchos de los cuales también poseen propiedades que afectan de forma positiva a la mente.

Por ejemplo, el té contiene L-teanina, que es calmante, y algunas investigaciones sugieren que los polifenoles antioxidantes del té, como el EGCG, también pueden afectar a nuestro estado mental.

Té y meditacion

Probablemente por estas razones, desde hace miles de años el té a formado parte indispensable de la meditación en multitud de culturas.

Sigue leyendo para descubrir los entresijos de esta antigua y venerada combinación, y aprender cómo puedes aplicarla a tu vida diaria para lograr una mayor paz y concentración.

El té y la meditación en la historia

Existe una famosa leyenda sobre el origen del té en China, cuenta que hubo un monje de origen persa llamado Bodhiddharma, que vivió en China bajo el reino del emperador Wu del Liang, en el siglo VI.

Se cuenta que Bodhiddaharma tenía una gran voluntad y determinación y que en una ocasión llegó a meditar durante 7 años. Tras la meditación durmió durante dos años y al despertarse tal fue su frustración por haber perdido la conciencia que se quitó los párpados y los arrojó al suelo. De esta forma no se volvería a quedar dormido al meditar.

La leyenda continua y explica que tras un tiempo, los párpados se convirtieron en las primeras plantas de té y desde entonces han ayudado a todos los monjes a tener más energía y concentración durante la meditación.

Esto es solo una leyenda, pero los historiadores creen que los monjes zen difundieron la planta Camellia sinensis por toda China y posteriormente por Japón y otros países, mientras promovían el budismo y la meditación.

Té, meditación y budismo

¿Cómo te ayuda el té durante la meditación?

Al examinar lo que las investigaciones existentes que relacionan los compuestos del té con el cerebro humano, podemos ver como el beber té fomenta las cualidades mentales que requiere la meditación.

La teína reduce la sensación de sueño

Si has hecho meditación alguna vez, probablemente hayas notado sueño en algún momento. Relajarse y dejarse llevar en ocasiones conduce a estados de felicidad, pero otras veces nos hacer caer en una siesta no deseada.

Si bebes una taza de té al menos 30 minutos antes de la meditación, es menos probable que pases la sesión luchando por mantenerte despierto.

Además, te interesará saber que la teína del té actúa de forma diferente a como lo hace la cafeína del café. Los efectos estimulantes de la teína se liberan de forma más sostenida y dosificada, sin provocar altibajos ni nerviosismo.

Puedes leer en profundidad sobre las diferencias entre la teína y la cafeína en el artículo ¿Beber Café o Té? ¿Cafeína o Teína?.

La L-teanina aumenta la concentración y la calma

La L-teanina es un aminoácido presente en el té que favorece la actividad de las ondas alfa del cerebro. Las ondas alfa se relacionan con un estado de concentración calmada.

La meditación genera ondas alfa de igual forma que lo hace la L-teanina. Quizás por esto no sea casualidad que el té matcha, el té con mayor contenido en L-teanina, sea el preferido de los monjes budistas desde hace cientos de años.

Si quieres saber más sobre la L-teanina puedes leer nuestro artículo Todo sobre la L-Teanina: Cómo Funciona y sus Beneficios.

El EGCG favorece los estados de felicidad

Las catequinas del té, como el EGCG o galato de epigalocatequina, también tienen efectos calmantes y potenciadores del estado de ánimo a través de los receptores cannabinoides. Estos receptores están involucrados en varios procesos fisiológicos, incluyendo el apetito, la sensación de dolor, el humor y la memoria.

Estos receptores suelen activarse al hacer ejercicio, yoga, meditación o respiración profunda.

Te contamos todo sobre los polifenoles y catequinas del té e nuestro artículo Componentes Antioxidantes del Té: Polifenoles y Catequinas

Preparando té antes de meditar

¿Cómo potenciar la meditación bebiendo té?

Es muy sencillo aprovechar los beneficios del té para potenciar la meditación.

Lo más importante es controlar el tiempo. Asegúrate de beber tu té al menos 30 minutos antes de comenzar la meditación, así le das tiempo a la teína y al resto de compuestos del té a hacer efecto.

Si te gusta el té, beberlo con atención, dedicándole tiempo a su preparación y deleitándote con su aroma y sabor, puede ser una meditación en si misma y puedes usarlo como un calentamiento para la sesión de meditación posterior.

Tras preparar el té, siéntate en un lugar cómodo y tranquilo y pon en marcha todos tus sentidos mientras empiezas a centrar tu atención en el té.

Piensa en el tacto de la taza, la temperatura, el peso. Huele el té e inhala el aroma, piensa en el color de la infusión y como se mueve el líquido dentro de la taza.

Finalmente, cuando tomes un sorbo del té, presta atención a cómo se siente tu cuerpo, la respiración, la postura, etc.

El objetivo es concentrar tu atención al máximo en el hecho de beber té, pero hazlo de forma relajada.

Una vez termines de beber el té puedes redirigir tus pensamientos a otra actividad o puedes comenzar tu sesión de meditación como lo harías habitualmente.

Disfruta de los beneficios del té y la meditación

Es posible que los monjes fueran los primeros en relacionar el té y la meditación.

Para los historiadores está bastante comprobado que fueron los monjes zen los que difundieron el té por toda Asia, al mismo tiempo que daban a conocer el budismo y las prácticas de meditación.

Los beneficios de beber té y meditar se superponen en muchos casos, así que no es extraño que incluso se potencien entre ellos.